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Los 'pecados' del negocio de la alimentacion en cárceles de Colombia

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Sobrecostos, cocinas con ratas y millonarios incumplimientos, aparecen en informe de la Contraloría.

EL TIEMPO.

Por:  JUSTICIA |  
Mientras los ojos del país y de las autoridades han estado puestos en el último año sobre la alimentación escolar, el negocio de la alimentación de los presos –que le cuesta mucho más al erario y del que dependen 121.196 personas– está hoy bajo la lupa de los órganos de control.
Cada año, el Estado paga más de 316.507 millones de pesos a proveedores de todo el país. Algunos de los más poderosos, dice una auditoría de la Contraloría General, ganan una y otra vez las millonarias licitaciones, sin que la calidad del servicio parezca ser un elemento determinante.

Sobrecostos, alimentos preparados sin asepsia, porciones de comida cuyo gramaje no corresponde a lo contratado, cocinas con ratas, comidas frías o que se entregan con retrasos de horas y contratistas que no cumplen los requisitos aparecen en el informe de la Contraloría.
Ocho empresas cuestionadas por esas prácticas mantienen hoy contratos con la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) por más de 150.000 millones de pesos.
Uno de los ‘zares’ de la alimentación en cárceles es Servialimentar, que desde hace más de cinco años está en el negocio. El año pasado esta firma obtuvo un contrato por 21.928 millones de pesos (el n.° 340 del 2015) para alimentar a los presos de las cárceles de Cómbita y El Barne, en Boyacá. Una comisión de la Contraloría encontró allí un preocupante panorama.
En las cocinas de Barne, por ejemplo, se detectaron “roedores, material inservible, pasto, agua para consumo sucia, plagas, pisos en total deterioro y estufas llenas de grasa”. Eso sin contar las moscas que pululaban, según el informe, en los carros que transportan las comidas.
La mala calidad de los alimentos era tal que en marzo pasado hubo una intoxicación masiva que llevó a que la Secretaría de Salud del departamento cerrara la cocina del penal “porque no cumple con normas sanitarias”. La comida de casi 3.000 internos la preparan en la de Cómbita, lo que ha retrasado la entrega de desayunos y comidas, generando protestas de los reclusos.
Sobre esta última cárcel también hay reparos. La Contraloría cuestiona por qué a pesar de que las raciones son idénticas a las que se envían a El Barne, y además se quedan en el lugar de la preparación, las raciones son más costosas.
Otro de los contratistas cuestionados es el Consorcio Catalimentos, que en diciembre del año pasado suscribió con la Uspec un contrato por 10.880 millones de pesos. En las colinas agrícolas de Acacías (Meta), la Contraloría visitó cuatro zonas de alimentación y observó que “el contratista está incumpliendo con el contrato por cuanto no ha realizado los laboratorios microbiológicos de superficie, medioambiente, de jugos y ensaladas”.
Tampoco ha hecho las adecuaciones necesarias para cumplir con las normas sanitarias, pues “los sitios de distribución de alimentos, patios donde se lava el menaje y se alistan los insumos para la cocción están completamente deteriorados”. Ese incumplimiento, dice la Contraloría, “genera riesgo para la salud de los internos”.
El año pasado la Uspec realizó tres contratos que suman 24.360 millones de pesos con Estrada Navarro S.A.S. con el fin de suministrar alimentos en cárceles del Cesar, La Guajira, Córdoba y Sucre. Según la Contraloría, en el proceso de elección, para demostrar su experiencia, la firma dio una copia de un contrato suscrito en el 2014 con el Hospital Militar, sin mencionar que esta institución lo estaba investigando por incumplimientos.
A esto se suma que la Contraloría visitó a los presos de Valledupar el 21 de abril del 2016 y encontró “falta de aseo y desinfección, malos olores, cucarachas y grasa en la cocina”, lo que a su vez está afectando los ranchos para preparar alimentos que fueron remodelados hace un año.
Y la organización Empresarial NRC, que el año pasado consiguió un contrato por 17.332 millones para servir alimentos a presos de Cali, cocina, según la Contraloría, “en una antigua bodega cuyos pisos son en concreto y presenta desgaste y hundimientos que no permiten un adecuado aseo del lugar”, dice el informe.
Líos desde la firma de contratos
En el 2014 la Unión Temporal Compromiso Social ganó dos contratos (uno por 9.742 millones, y otro por 12.985 millones), para suministrar alimentos en 18 municipios. A pesar de que se encontró que en el proceso entregó una certificación falsa, la Uspec “procedió a la adjudicación y omitió hacer el respectivo análisis, motivo por el cual este hallazgo tiene presunta connotación penal y disciplinaria por violación a los principios de selección objetiva”, dice la Contraloría.
Ese mismo año la Unión Temporal Alianza QTC suscribió con la Unidad un contrato por 5.984 millones de pesos para prestar servicios en Atlántico y San Andrés Islas. En el 2012 uno de los integrantes de esa unión (la Corporación Sol Naciente) había sido multada e inhabilitada tres años por incumplir un contrato de 280 millones.
Y Consorcios GAP, uno de los contratistas que con la Unidad tiene negocios por más de 100.000 millones de pesos por diferentes servicios, sigue ganando licitaciones para entregar alimentos, aún cuando se ha encontrado que ha incumplido en otros contratos como los de adecuaciones de plantas de tratamiento de aguas de las cárceles, negocios en los que ha tenido adiciones y prórrogas.

Más de $ 113.000 millones de regalías, enterrados en elefantes blancos

3:48

Según la Contraloría, el dinero se destina a obras inútiles y no a suplir necesidades de regiones.

Por:  MARTHA MORALES MANCHEGO |
La famosa piscina de olas que se construyó en Casanare, en una zona en la que ni siquiera había agua para llenarla, se convirtió en símbolo de las obras conocidas como ‘elefantes blancos’, especie que se iba a extinguir del mundo de las regalías tras la reforma al sistema en el 2011, pero en realidad está más viva que nunca.
La existencia de elefantes blancos, con los que se malgastan grandes sumas que deberían financiar tantas prioridades en las regiones más necesitadas, es una situación aún más dramática si se tiene en cuenta que, a partir de ahora, las regalías serán más escasas, porque el bajo precio del crudo y la reducción en la producción minero-petrolera devastaron ese ingreso (llegó a ser de $ 9 billones por año y ahora lo proyectan en $ 4 billones).

La Contraloría General, luego de una pesquisa al uso de las regalías en el 2015 y el primer semestre del 2016, halló 39 de estos ‘paquidermos’, ubicados en 16 departamentos del país.
Tras los hallazgos, el contralor general, Edgardo Maya, alertó: “Los recursos de regalías son para hacer grandes proyectos de desarrollo en educación, salud pública, vivienda, agua y saneamiento básico. Y se están destinando a estadios de fútbol o vías que a veces son innecesarias, es decir, en elefantes blancos, en temas suntuarios, que no están beneficiando a la población más pobre y vulnerable”.
El monto involucrado en obras que no sirven o que quedaron a medio camino no es para nada despreciable. Se trata de 113.465 millones de pesos en proyectos aprobados bajo el nuevo régimen, con el que se planteó hacer un control estricto para garantizar el buen uso de los dineros.
En consecuencia, se establecieron los Ocad (órganos de administración y decisión) para que no se repitieran historias de piscinas con olas, sin agua.
Los Ocad, originalmente, deben ser verdaderos ‘coladores’ de proyectos inservibles. Sin embargo, en los dos últimos años, durante los cuales la Contraloría puso el ojo, volvieron a surgir inversiones que constituyen un despilfarro de los recursos públicos.
Algunas perlas
Casanare
Este es uno de los departamentos que más recursos recibe por regalías. Solo en el 2015, su recaudo total fue de 265.000 millones de pesos; sin embargo, en ese año, de sus 356.479 habitantes, 36 por ciento vivía sin ni siquiera poder satisfacer sus necesidades básicas.
En esa zona, la Contraloría describe cinco elefantes blancos, pero se destaca el del acueducto de Tauramena, que demandó recursos por 17.248 millones de pesos y la obra hoy está en total abandono y deterioro.
Y ni qué decir del que iba a ser un megacolegio en el municipio de Paz de Ariporo, que se llevó 6.660 millones de las regalías y reposa solitario en mitad de los matorrales, sin acceso a servicios públicos, abandonado desde diciembre del 2013.
Pobres y ricos por igual
El riesgo de corrupción con las regalías, según la Contraloría, se da tanto en municipios con capacidad institucional como en los más débiles y pobres.
Chocó
Y si el despilfarro en Casanare duele, en el Chocó espanta. En el 2015, según el Dane, en este departamento se incrementó la pobreza por ingresos, de 63,1 a 65,9 por ciento. Mientras tanto, se perdieron 9.942 millones de pesos en un proyecto de instalaciones deportivas para los XX Juegos Nacionales del 2015. Con la plata se compró un lote en la capital, Quibdó, y hasta se contrataron los diseños. Al final, no se construyó nada porque no había posibilidad de llevar los servicios públicos al lote.
Meta
La plata que desperdició este departamento, otro de los que reciben generosas regalías, supera los 16.000 millones de pesos en total. Se destacan los recursos por 6.842 millones de pesos que en el municipio de Granada que iban a arrancar sonrisas de familias beneficiadas con la adjudicación de una vivienda de interés social prioritario. Hasta el sol de hoy, y desde hace varios años, las casas no aparecen. La obra está abandonada y deteriorada.
Otro caso aberrante es del municipio de Mapiripán, víctima de la violencia. En total, 1.337 millones de pesos se destinaron para un internado.
La obra fue ejecutada y hasta recibió el visto bueno de la administración municipal en septiembre del 2011. No obstante, la Contraloría halló que “las seis aulas, la unidad administrativa (rectoría y secretaría) y las unidades sanitarias construidas no se utilizan”, por la inseguridad que genera meter estudiantes en instalaciones que presentan deficiencias en calidad y funcionamiento.
La Guajira
Un departamento rico también en regalías, que tiene 12.572 millones de pesos en elefantes blancos.
El más visible es el del sistema de acueducto y alcantarillado del corregimiento de Camarones, del municipio de Riohacha. 10.859 millones de pesos de regalías se pusieron en esta obra y, según la Contraloría, “no existen permisos ambientales ni títulos que acrediten la propiedad pública de los predios en donde se construyeron plantas de tratamiento y obras conexas”. Peor aún, “la muestra analizada por el laboratorio departamental de salud pública de La Guajira permite concluir que el agua entregada no es apta para el consumo humano”.
Cesar
Este departamento, gran receptor de regalías, tiene 5.923 millones de pesos embolatados tras la construcción del alcantarillado en el municipio de Chiriguaná. La obra es inoperante y se está deteriorando.
Valle
Invirtió 1.588 millones de pesos en el cerramiento perimetral del aeropuerto internacional Santa Ana, en Cartago. El terminal ni es internacional ni está prestando servicio al público con vuelos comerciales de carga o de pasajeros.
“En la actualidad solo es utilizado por las empresas privadas de aprendizaje y de fumigación (servicio no autorizado en este aeropuerto por la Aeronáutica Civil)”, estableció la Contraloría.
Córdoba
La menor cuantía, 372 millones de pesos, que se destinó en San Pelayo para hacer un laboratorio en la institución educativa Morrocoy no reduce la culpa en el despilfarro de los recursos públicos.
El laboratorio, propuesto para que los estudiantes aprendieran a hacer experimentos con la química y la física, fue convertido en bodega de alimentos, materiales escolares y demás utensilios.
De cuando en cuando, se le da un mejor uso que al de cuarto de arrumes: se habilita como sala de profesores y oficina de dirección.
Sucre
Varios elefantes blancos se pasean por el mapa de las regalías de Sucre. Se destacan los 284 millones de pesos que destinó la Gobernación para construir 12 torres salvavidas y siete puntos de información turística en Tolú y San Onofre. Hoy, las obras permanecen solitarias, sin rescatistas ni rescatados.
Colegios abandonados, hospitales que se quedaron en el sueño de los ciudadanos y viviendas que no llegaron a albergar a nadie forman parte del paquete encontrado por la Contraloría, que muestra que las regalías siguen montadas en elefantes blancos.
‘La ejecución es algo que compete a las regiones’
Manuel Fernando Castro, subdirector de Planeación, dependencia que se encarga del tema de regalías a nivel nacional, tras destacar que, desde el 2012, cuando se implementó el nuevo sistema de regalías, se han aprobado 10.024 proyectos por un monto de 30 billones de pesos, de los cuales 21 billones son recursos de regalías, expone su percepción sobre los elefantes blancos.
Planeación, que tiene parte de la tarea de seguimiento y control a las regalías, ¿tiene en el radar estos hallazgos?
El informe de la Contraloría se hizo con base en información de Planeación.
¿Por qué siguen los malos usos si existen los Ocad?
Los Ocad son un triángulo en el que el Gobierno nacional solo tiene un voto. Los responsables de la ejecución son los gobernadores y alcaldes, porque las regalías son de las regiones. La nación ha cumplido con la labor de seguimiento y llega hasta el terreno preventivo de hacer alertas y suspender giros.
¿Qué resultados hay de esta tarea?
Las alertas tempranas y las visitas en campo que realiza Planeación a los proyectos permitieron, por ejemplo, un reporte en mayo de 144 proyectos que se encontraban en estado crítico, por una cuantía de 1,2 billones de pesos, donde las regiones más afectadas eran Caribe, con 58 proyectos por 802.000 millones, seguida de Llanos y Pacífico.
A junio, ya estaban normalizados 22 proyectos por 127.587 millones.
¿Qué sigue, después de identificar los elefantes?
Estos casos, en los que los recursos ya están siniestrados, le competen a la Contraloría, que debe hacer juicios de responsabilidad fiscal e ir más allá de la denuncia, hasta recuperar la plata.
MARTHA MORALES MANCHEGO
Redacción Economía y Negocios

Las EPS que inflaron exageradamente los costos de medicamentos

10:43
La Contraloría imputó cargos de responsabilidad fiscal por 42.591 millones de pesos a 39 Entidades Promotoras de Salud por sobrecostos que superan, incluso, el 200%.

En el país no dejan de aparecer casos de entidades que sacan provecho de los recursos destinados para la salud de los colombianos. Este jueves la Contraloría reveló un indignante hallazgo que involucra a 39 EPS del país que durante tres años (de 2007 a 2010) aumentaron los precios de medicamentos de alto costo que no estaban incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS) para cobrarlos al Fosyga.
Se trata de Saludcoop, Cafesalud, Coomeva, Cruz Blanca, Famisanar, Nueva EPS, Sanitas, Aliansalud, Suaramericana, entre otras. A estas entidades la Contraloría les imputó cargos de responsabilidad fiscal por 42.591 millones de pesos.
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