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Más de $ 113.000 millones de regalías, enterrados en elefantes blancos

Según la Contraloría, el dinero se destina a obras inútiles y no a suplir necesidades de regiones.

Por:  MARTHA MORALES MANCHEGO |
La famosa piscina de olas que se construyó en Casanare, en una zona en la que ni siquiera había agua para llenarla, se convirtió en símbolo de las obras conocidas como ‘elefantes blancos’, especie que se iba a extinguir del mundo de las regalías tras la reforma al sistema en el 2011, pero en realidad está más viva que nunca.
La existencia de elefantes blancos, con los que se malgastan grandes sumas que deberían financiar tantas prioridades en las regiones más necesitadas, es una situación aún más dramática si se tiene en cuenta que, a partir de ahora, las regalías serán más escasas, porque el bajo precio del crudo y la reducción en la producción minero-petrolera devastaron ese ingreso (llegó a ser de $ 9 billones por año y ahora lo proyectan en $ 4 billones).

La Contraloría General, luego de una pesquisa al uso de las regalías en el 2015 y el primer semestre del 2016, halló 39 de estos ‘paquidermos’, ubicados en 16 departamentos del país.
Tras los hallazgos, el contralor general, Edgardo Maya, alertó: “Los recursos de regalías son para hacer grandes proyectos de desarrollo en educación, salud pública, vivienda, agua y saneamiento básico. Y se están destinando a estadios de fútbol o vías que a veces son innecesarias, es decir, en elefantes blancos, en temas suntuarios, que no están beneficiando a la población más pobre y vulnerable”.
El monto involucrado en obras que no sirven o que quedaron a medio camino no es para nada despreciable. Se trata de 113.465 millones de pesos en proyectos aprobados bajo el nuevo régimen, con el que se planteó hacer un control estricto para garantizar el buen uso de los dineros.
En consecuencia, se establecieron los Ocad (órganos de administración y decisión) para que no se repitieran historias de piscinas con olas, sin agua.
Los Ocad, originalmente, deben ser verdaderos ‘coladores’ de proyectos inservibles. Sin embargo, en los dos últimos años, durante los cuales la Contraloría puso el ojo, volvieron a surgir inversiones que constituyen un despilfarro de los recursos públicos.
Algunas perlas
Casanare
Este es uno de los departamentos que más recursos recibe por regalías. Solo en el 2015, su recaudo total fue de 265.000 millones de pesos; sin embargo, en ese año, de sus 356.479 habitantes, 36 por ciento vivía sin ni siquiera poder satisfacer sus necesidades básicas.
En esa zona, la Contraloría describe cinco elefantes blancos, pero se destaca el del acueducto de Tauramena, que demandó recursos por 17.248 millones de pesos y la obra hoy está en total abandono y deterioro.
Y ni qué decir del que iba a ser un megacolegio en el municipio de Paz de Ariporo, que se llevó 6.660 millones de las regalías y reposa solitario en mitad de los matorrales, sin acceso a servicios públicos, abandonado desde diciembre del 2013.
Pobres y ricos por igual
El riesgo de corrupción con las regalías, según la Contraloría, se da tanto en municipios con capacidad institucional como en los más débiles y pobres.
Chocó
Y si el despilfarro en Casanare duele, en el Chocó espanta. En el 2015, según el Dane, en este departamento se incrementó la pobreza por ingresos, de 63,1 a 65,9 por ciento. Mientras tanto, se perdieron 9.942 millones de pesos en un proyecto de instalaciones deportivas para los XX Juegos Nacionales del 2015. Con la plata se compró un lote en la capital, Quibdó, y hasta se contrataron los diseños. Al final, no se construyó nada porque no había posibilidad de llevar los servicios públicos al lote.
Meta
La plata que desperdició este departamento, otro de los que reciben generosas regalías, supera los 16.000 millones de pesos en total. Se destacan los recursos por 6.842 millones de pesos que en el municipio de Granada que iban a arrancar sonrisas de familias beneficiadas con la adjudicación de una vivienda de interés social prioritario. Hasta el sol de hoy, y desde hace varios años, las casas no aparecen. La obra está abandonada y deteriorada.
Otro caso aberrante es del municipio de Mapiripán, víctima de la violencia. En total, 1.337 millones de pesos se destinaron para un internado.
La obra fue ejecutada y hasta recibió el visto bueno de la administración municipal en septiembre del 2011. No obstante, la Contraloría halló que “las seis aulas, la unidad administrativa (rectoría y secretaría) y las unidades sanitarias construidas no se utilizan”, por la inseguridad que genera meter estudiantes en instalaciones que presentan deficiencias en calidad y funcionamiento.
La Guajira
Un departamento rico también en regalías, que tiene 12.572 millones de pesos en elefantes blancos.
El más visible es el del sistema de acueducto y alcantarillado del corregimiento de Camarones, del municipio de Riohacha. 10.859 millones de pesos de regalías se pusieron en esta obra y, según la Contraloría, “no existen permisos ambientales ni títulos que acrediten la propiedad pública de los predios en donde se construyeron plantas de tratamiento y obras conexas”. Peor aún, “la muestra analizada por el laboratorio departamental de salud pública de La Guajira permite concluir que el agua entregada no es apta para el consumo humano”.
Cesar
Este departamento, gran receptor de regalías, tiene 5.923 millones de pesos embolatados tras la construcción del alcantarillado en el municipio de Chiriguaná. La obra es inoperante y se está deteriorando.
Valle
Invirtió 1.588 millones de pesos en el cerramiento perimetral del aeropuerto internacional Santa Ana, en Cartago. El terminal ni es internacional ni está prestando servicio al público con vuelos comerciales de carga o de pasajeros.
“En la actualidad solo es utilizado por las empresas privadas de aprendizaje y de fumigación (servicio no autorizado en este aeropuerto por la Aeronáutica Civil)”, estableció la Contraloría.
Córdoba
La menor cuantía, 372 millones de pesos, que se destinó en San Pelayo para hacer un laboratorio en la institución educativa Morrocoy no reduce la culpa en el despilfarro de los recursos públicos.
El laboratorio, propuesto para que los estudiantes aprendieran a hacer experimentos con la química y la física, fue convertido en bodega de alimentos, materiales escolares y demás utensilios.
De cuando en cuando, se le da un mejor uso que al de cuarto de arrumes: se habilita como sala de profesores y oficina de dirección.
Sucre
Varios elefantes blancos se pasean por el mapa de las regalías de Sucre. Se destacan los 284 millones de pesos que destinó la Gobernación para construir 12 torres salvavidas y siete puntos de información turística en Tolú y San Onofre. Hoy, las obras permanecen solitarias, sin rescatistas ni rescatados.
Colegios abandonados, hospitales que se quedaron en el sueño de los ciudadanos y viviendas que no llegaron a albergar a nadie forman parte del paquete encontrado por la Contraloría, que muestra que las regalías siguen montadas en elefantes blancos.
‘La ejecución es algo que compete a las regiones’
Manuel Fernando Castro, subdirector de Planeación, dependencia que se encarga del tema de regalías a nivel nacional, tras destacar que, desde el 2012, cuando se implementó el nuevo sistema de regalías, se han aprobado 10.024 proyectos por un monto de 30 billones de pesos, de los cuales 21 billones son recursos de regalías, expone su percepción sobre los elefantes blancos.
Planeación, que tiene parte de la tarea de seguimiento y control a las regalías, ¿tiene en el radar estos hallazgos?
El informe de la Contraloría se hizo con base en información de Planeación.
¿Por qué siguen los malos usos si existen los Ocad?
Los Ocad son un triángulo en el que el Gobierno nacional solo tiene un voto. Los responsables de la ejecución son los gobernadores y alcaldes, porque las regalías son de las regiones. La nación ha cumplido con la labor de seguimiento y llega hasta el terreno preventivo de hacer alertas y suspender giros.
¿Qué resultados hay de esta tarea?
Las alertas tempranas y las visitas en campo que realiza Planeación a los proyectos permitieron, por ejemplo, un reporte en mayo de 144 proyectos que se encontraban en estado crítico, por una cuantía de 1,2 billones de pesos, donde las regiones más afectadas eran Caribe, con 58 proyectos por 802.000 millones, seguida de Llanos y Pacífico.
A junio, ya estaban normalizados 22 proyectos por 127.587 millones.
¿Qué sigue, después de identificar los elefantes?
Estos casos, en los que los recursos ya están siniestrados, le competen a la Contraloría, que debe hacer juicios de responsabilidad fiscal e ir más allá de la denuncia, hasta recuperar la plata.
MARTHA MORALES MANCHEGO
Redacción Economía y Negocios

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